Después de visitar el Castillo, y salir a la explanada exterior, seguimos en dirección a la catedral de Edimburgo, a través de la calle más famosa de la ciudad, la Royal Mile. Se llama así, porque mide 1.814 metros, dando lugar al origen de la denominada milla escocesa.
Índice
Royal Mile
Esta calle va desde el Castillo de Edimburgo hasta el palacio de Holyroodhouse. En las inmediaciones del castillo, la calle está saturada de tiendas de regalos para los turistas, y también un local donde se puede ver el proceso de elaboración del whisky.
Continuamos descendiendo y transcurre entre edificios de estilo medieval, construidos en piedra, hasta que nos topamos con una especie de plaza, donde se ubica la estatua al Duque de Bucceluch. Detrás de la misma, esta la puerta principal Catedral de San Giles.
Catedral de San Giles
La primera impresión, es que no estamos ante una construcción espectacular. No es una gran obra del gótico, que llame mucho la atención. De hecho, en realidad, no es una catedral sino una iglesia.
Se construyó sobre un antiguo santuario en el siglo IX. Después de un incendio, fue reconstruida en el siglo XV, en estilo gótico. Sin embargo, una vez entramos dentro, la situación cambia, porque está iluminada por muchas vidrieras multicolor, que le dan un aspecto acogedor y único.
Destaca, la capilla lateral (Del cardo), donde hay estatuas de muchos angelitos tocando instrumentos. Que está decorada con numerosas banderolas de muchos colores, que le dan un aire muy peculiar.
Continuamos por la calle adoquinada, entre viejas casas, pubs, tiendas y restaurantes. Apenas hay tráfico rodado.
De vez en cuando, de la calle sale un callejón estrecho que comunica con otra calle, unas escaleras, o un patio interior.
O nos encontramos con un rincón donde hay una persona disfrazada de elfo que pide limosna, o de una señorita bien guapa, vestida al uso, tocando la gaita en la puerta de un edificio.
Los turistas sacamos la máquina y nos ponemos como locos a tomar fotos. También, nos podemos encontrar con charlatanes que forman un corrillo de gente a su alrededor, para hacer un espectáculo que les reporte algún ingreso.
Cuando estuvimos allí, vimos uno disfrazado de vaquero, que trataba de coger con un lazo a la gente.
A lo largo de la calle, hay innumerables tiendas de todo tipo, pero destacan las tiendas de ropa y licores. Ya se sabe, aquí es donde abundan las ovejas y se pueden conseguir a buen precio buenas mantas, bufandas y paños de algodón.
No así, una buena botella de whisky, porque está mucho más caro que en España, y con diferencia. Al parecer, se aplican más impuestos que en ningún otro sitio de UK. Al poco, nos encontramos con un edificio antiguo, con aspecto de capilla. Entramos y, en realidad, se trata de un mercadillo de artesanía (“The Woollen Mill“). Vaya sorpresa.
Una espectacular casa, de estilo medieval, con un reloj que sale de la fachada nos llama la atención. Miramos, y vemos que es un museo.
Museo del Pueblo de Edimburgo
El edificio, con una especie de torre, construido en piedra, es del año 1.591. Cerca de la cúpula de la torre, de la fachada sobresale un enorme reloj. Entramos y recorremos sus tres plantas.
En ellas, nos sorprende la recreación que se hace de la vida de esta gente, desde el siglo XVII hasta el siglo XX.
Con escenas realizadas por maniquíes, de los diferentes trabajos que se han venido realizando a lo largo del tiempo. Actividades como la pesca, la fábrica, el trabajo de la madera, el trabajo de encuadernación, el de las amas de casa (hay una señora preparando la comida en una cocina), e incluso, en que condiciones estaban antiguamente los presos, nos da una idea de la forma de vida de los escoceses. Merece la pena verlo. La entrada es gratis.
Cementerio natural en Edimburgo
Miramos por una ventana trasera de la parte alta de esta casa, y nos sorprende ver un montón de tumbas desperdigadas en un páramo verde. Vaya sorpresa. Lógicamente, al salir, echamos un vistazo, y entramos en el cementerio a través de una verja abierta.
La lápidas son de piedra ennegrecida, con verdín y moho creado por el tiempo, el frío y la lluvia acumuladas en cientos de años. Tumbas desde 1.700, 1.800, las mas comunes, y así desperdigadas entre el verde, se extienden junto a las casas y tapias.
Algunas de ellas no se pueden leer, se han deteriorado tanto… Pero reconozco, que, a diferencia de nuestra cultura, dar un paseo entre ellas, no resulta desagradable. No impresiona verlas, porque es algo natural. Dan la sensación de relax y meditación. No hablamos, solo las contemplamos y leemos sus inscripciones, ensimismados.
Calle abajo, nos topamos con el Parlamento Escocés que es un edificio modernista, sin clase, construido en el año 2004. No tiene un especial atractivo ni merece la pena verlo. Y, justo enfrente del mismo, en una plaza, nos encontramos con el palacio donde reside la Reina cuando está aquí.
Palacio Holyroodhouse
Este lugar lo ocupaba una abadía desde el siglo XII, que todavía se conserva, pero en estado ruinoso. Se empezó a construir en la edad media, porque los Reyes querían residir en un sitio menos frío y más bajo que el castillo, evitando así el azote del viento que tanto molesta en las zonas más elevadas.
En 1.503 se construyó la primera residencia, que posteriormente se fue ampliando, hasta resultar un edificio clásico con un interior de estilo barroco. Siendo uno de los palacios más reconocidos de la región. En su interior se pueden ver numerosas salas de ceremonias, el dormitorio real, impresionante mobiliario, tapices, retratos, etc. La entrada son 12 libras.
Justo al lado del palacio, merece la pena contemplar un hermoso parque del mismo nombre, que es el más grande de Edimburgo, pues tiene 260 hectáreas de extensión.
Se trata de una montaña que forma parte de un antiguo volcán, que se puede subir andando hasta un mirador, desde el que se divisa toda la ciudad. Una buena caminata para el que esté en forma. Pero nosotros ya estábamos cansados, y empezaba a anochecer.
Sigue la aventura:
- Día 1: Primeras impresiones de Edimburgo.
- Día 2 (anterior): Castillo de Edimburgo.
- Día 3 (actual): Catedral de Edimburgo y Royal Mile.
- Día 4 (siguiente): Calton Hil.