En mi última estancia en Madrid, deseaba un cambio de estilo en la elección de un restaurante, un tipo de comida o consumición diferente, en cuanto a cocina, degustación y sabores. Un sitio especial y con buenas opiniones en internet, no lejos de nuestra ubicación. Y tuvimos la suerte de encontrarlo, se trata del restaurante Rías Bajas, situado en el distrito de Prosperidad. Esta en un bajo, formando esquina, con un interior bastante amplio, donde no resultó difícil hacer la reserva para un sábado del mes de octubre.
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Carta Rías Bajas Madrid
Tiene una carta donde puedes elegir la comida típica de Galicia, desde mariscos, pescados o carnes. Un poco de todo, para probar con tranquilidad, servido por atentos y diligentes camareros. Lo tienen todo listo para que pases una buen momento y saborees la comida sin mayores dilaciones, pese a estar al completo.
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Recomendaciones Rías Bajas
Nosotros probamos un pequeño y variado surtido, que nos dejó un buen sabor de boca, con ganas de volver a repetir la próxima vez que vaya por la capital. Unas croquetas de centolla muy bien elaboradas, crujientes por fuera y cremosas en su interior, con sabor a marisco. Se notaban que eran caseras y no de fábrica. Lo mismo que las empanadas de pulpo, que estaban muy buenas.
Para picar, entre todos, probamos el clásico pulpo a la gallega, cocido en su punto, tierno, con base de patatas panaderas. Hecho con aceite del bueno, y pimentón dulce y picante, con una deliciosa degustación, que nos dio pie a mojar en la salsa. Muy bueno al paladar, acompañado de un ribeiro o un buen rioja, que también combina.
Aparte del pulpo a la gallega, destaco las zamburiñas a la plancha, que me sorprendieron por la presentación, y especialmente por su excelente embocadura. Se notaba que eran de calidad, porque estaban frescas, hechas con aceite de oliva, ajo, perejil picado y sal. De lo mejor que probamos de la cocina Gallega, que te dejan en el paladar su exquisitez. Una verdadera consumición gourmet, un trozo de Galicia en vuestra mesa.
Seguimos probando unos deliciosos postres, consistentes en tarta de chocolate negro casero, horneado en caliente, y también otra de queso “Do País”, realizada con una selección de quesos gallegos, acompañada de un dulce de membrillo.
Terminamos la degustación con la clásica “Queimada”, que nos obsequiaron gratis al finalizar la comida. Nos trajeron un cuenco de barro profundo, lleno de aguardiente blanco, azúcar, rodajas de limón y granos de café. Le prendieron fuego, y después de remover el mejunje con un cazo, esperamos a que se fuera consumiendo poco a poco.
Era la primera vez que lo he probado y debo decir que me encantó su aroma, bastante agradable sin ninguna acidez. La queimada se dice que tiene un origen celta y mágico, con el encanto de probarla por su dulce y embriagador sabor, donde se invocan las deidades de los cultos druidas y ritos celtas: La tierra simbolizada por el barro del cuenco; el agua por el aguardiente; el fuego por la purificación; y el aire a donde se expanden y danzan las llamas. El momento ideal para probar esta bebida caliente sería por la noche, donde al resplandor de las llamas, podemos hacer un conjuro a los dioses celtas, tal vez como este:
“Que cuando una intención, un desvarío o un desacuerdo te enfrente con la sombra de tu pasado o con las últimas lunas que no pudieron ser compartidas, recuerdes que el amor, no la ira, es la una única fuerza capaz de desafiar a las estrellas todas del universo.
Que nunca te rocen los malos presagios, ni su apresurada tristeza.
Que cada Diosa te otorgue los dones que le son propios, con los que cubrir todas tus necesidades, todos tus deseos. Y te cuiden y te protejan siempre“.
En resumen, fue una comida diferente, de la cultura galaica, con productos naturales, frescos, exquisitos, bien elaborados en este sitio que data del año 1.979, al que pienso volver algún día en compañía de mi familia y amigos, porque me sorprendió muy gratamente.
Ubicación y datos de este excelente restaurante: